Cada país recibió hasta cuatro participantes, aunque no más de un tercio del número de equipos en la división superior de ese país, redondeados hacia abajo, dependiendo de la fortaleza de su liga, estructura de la liga (profesionalismo), comerciabilidad, camisetas de futbol niños estado financiero y otros criterios establecidos por el comité AFC Pro-League. Esta misma táctica, lógica y natural en aquellas condiciones, era la que se seguía en Suiza y en otros países. Y sin embargo, duró desde 1836 hasta 1852 y se desarrolló, dada la gran difusión de los obreros alemanes en el extranjero, en casi todos los países civilizados. El enlace lo mantenían casi siempre los afiliados que entraban y salían constantemente de los diversos países y que actuaban también, cuando hacía falta, tallas niños camisetas futbol como emisarios. Luego hubo una plancha que ardía por mi persona; pero no le hice caso y se volvió negra. A partir de la temporada 1966-67 el trofeo fue sustituido por una copa de plata diseñada por el suizo Jörg Stadelmann de 74 centímetros de altura y 8 kilos de peso. En la temporada 2020, tras empatar 2 a 2 vs. Que ya tengamos que comprar eso ya es duro, pero vale, pero que aficionados de manera esporádica y de manera aislada y habitualmente u ocasionalmente, bueno, pues nada, va un fin de semana un chaval con su abuelo a ver el partido de su equipo del Espanyol y no puede entrar al estadio del Girona porque lleva la camiseta del Espanyol.
Tengámoslo en cuenta, para no comportarnos como él, pues en verdad no podemos saber si también nosotros iremos a dar algún día al saco de los trapos viejos y seremos convertidos en papel, y toda nuestra historia, aún lo más íntimo y secreto de ella, será impresa, y andaremos por esos mundos teniendo que contarla. Debido a la creación de las confederaciones se comenzaron a disputar los primeros campeonatos internacionales a nivel de clubes, siendo la primera de su tipo la Campeonato Sudamericano de Campeones, camisetas de futbol baratas que reunió a siete equipos de Sudamérica. Nunca me olvidaré de mi primera novia; fue una cinturilla, delicada, elegante y muy linda; por mí se tiró a una bañera. Schapper apuntalaron eficazmente, con sus espaldas, la puerta de una sala contra centenares de asaltantes! Tenían que haberme visto entonces, cuando me acicalaba para una fiesta. Más aún. El movimiento obrero internacional de hoy es, en el fondo, la continuación directa del movimiento obrero alemán de entonces, que fue, en general, el primer movimiento obrero internacional y del que salieron muchos de los hombres que habían de ocupar puestos dirigentes en la Asociación Internacional de los Trabajadores.
A continuación se muestra a los equipos más ganadores por cada década. Junto con este cambio, el número de equipos participantes se incrementó de 32 a 36 equipos. Para entonces los primeros clubes y equipos en España y Argentina incorporan la palabra inglesa a sus denominaciones originales. Desde 2011, Uruguay se mantiene como la selección con más títulos (15) de este torneo junto con Argentina que tiene la misma cantidad. Colombia, Ecuador, Paraguay y Venezuela no poseen títulos mundiales. Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre la Selección de fútbol de Venezuela. Pero, como París era el campo de batalla decisivo, por aquel entonces la Liga no era, de hecho, más que una rama alemana de las sociedades secretas francesas, y principalmente de la «Société des Saisons», dirigida por Blanqui y Barbés, con la que estaba en íntima relación. Al principio, era un brote alemán del comunismo obrero francés, que se iba plasmando por aquella misma época en París y estaba vinculado a las tradiciones del babuvismo.
Es el denominado libro negro: «Las conspiraciones comunistas del siglo XIX», por Wermuth y Stieber, Berlín, 2 partes, 1853 y 1854. Esta elucubración, urdida de mentiras por dos de los más miserables granujas policíacos de nuestro siglo y plagada de falsificaciones conscientes, sirve todavía hoy de fuente a todos los escritos no comunistas sobre aquella época. Los fines eran los de las sociedades secretas de París en aquella época. Una vez en Londres, donde Schapper, que en París había sido cajista de imprenta, procuraba ganarse la vida dando clases de idiomas, ambos se dedicaron a reanudar los cabos rotos de la Liga, haciendo de Londres el centro de esta organización. En Londres, como en Suiza -aunque aquí en menor medida-, les favorecía la libertad de reunión y asociación. Los conocí a los tres en Londres, en 1843; eran los primeros revolucionarios proletarios que veía; y, a pesar de lo mucho que por aquel entonces discrepaban en cuanto al detalle nuestras opiniones -pues a su limitado comunismo igualitario oponía yo todavía, en aquella época, una buena dosis de soberbia filosófica, no menos limitada-, jamás olvidaré la formidable impresión que aquellos tres hombres de verdad me causaron, cuando yo empezaba precisamente a hacerme hombre.